Por Óscar López Rodríguez – Director General de UBT Compliance
Atrás queda la época en la que las grandes compañías tecnológicas intentaban por todos los medios ocultar el verdadero modelo de negocio de muchos de sus servicios “gratuitos” y negar la mayor de que realmente daban el servicio a los usuarios sin contraprestación o beneficio alguno (lo que no significa que no se sigan produciendo casos, como la conocida sanción de finales del pasado 2017, por la que la AEPD condenó a pagar a Facebook una multa de 1,2 millones de euros).
La nueva legislación está mucho más enfocada a proteger al ciudadano en el entorno digital a través de una mayor concreción de la materia y un régimen de sanciones ampliado (hasta 20 millones o 4% de facturación global anual). Algunos ejemplos de estas reformas son Reglamento General de Protección de Datos, Reglamento e-privacy sobre privacidad en las comunicaciones electrónicas o la Directiva NIS sobre seguridad de redes y sistemas de información. Estos cambios legales están consiguiendo empujar a los grandes proveedores de tecnología a realizar grandes inversiones en mejora de su seguridad, procedimientos y transparencia, pero ha alcanzado además un logro adicional: que estos gigantes de la economía hayan aprovechado la oportunidad para publicitar estas mejoras como un cambio de valores, una preocupación genuina por el cliente y un verdadero valor añadido, pasando del antiguo modelo de venta de datos personales a otro en el que se informa de todo y se permite decidir, en principio, hasta el más mínimo detalle.
Como principal ejemplo de este nuevo enfoque de aprovechar las nuevas imposiciones como una ventaja competitiva, se podría destacar, en España, Aura, desarrollado por Telefónica y muy enfocado en permitir que el usuario tenga conocimiento de los datos que generan los servicios y productos de la compañía y poder decidir si entregárselos a terceras empresas o instituciones.
En definitiva, un cambio de paradigma que veremos como evoluciona, y, sobre todo, cuál es el verdadero negocio o rentabilidad del modelo para la empresa, más allá de cumplimento normativo y el bucólico paisaje de control total del usuario.
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